"Capud artis est scire, quod docea"

Leyenda de su escudo

Pedro Moya nació en 1530, en Pedroche, Córdoba, España.

Hijo de Rodrigo Moya y Catalina de Contreras, se crio en el seno de una familia noble.

Siendo adolescente su padre le puso al cuidado de Juan de Ovando, presidente del Real Consejo de Indias, al que sirvió como paje y como secretario. Ovando propició su ingreso en la Universidad de Salamanca, donde estudió Cánones y Leyes doctorándose en ambos Derechos.


Después ocupó importantes cargos como el de maestrescuela en Canarias y el de inquisidor en Murcia.

Inquisidor, arzobispo, visitador, virrey interino y presidente del Consejo de Indias. En 1571 arribó a México para establecer formalmente el Santo Oficio de la Inquisición. En la capital azteca  se instaló en noviembre en el Convento de Santo Domingo, y su primer acto consistió en convocar a los mexicanos para que prestaran el “juramento de la fe” e instituir el citado Tribunal.

Consagrado como arzobispo en 1574, un año después convocó al Concilio III Mexicano del que se derivó una legislación eclesiástica que tuvo vigencia durante el periodo virreinal.

Además actuó como visitador de la Audiencia y de la Universidad.


Entre 1584 y 1585 quedó al frente del virreinato, cargo en el que actuó con gran severidad. Tras regresar a España en 1589, presidió el Consejo de Indias.

Pedro Moya falleció el 21 de diciembre de 1591 en Madrid. Sus albaceas testamentarios suplicaron al Rey que desde la Real Hacienda se costease el entierro y se pagasen las deudas del difunto, que falleció pobre. El Soberano cargó personalmente con las costas de los funerales y ordenó que el Real Tesoro saldase las deudas de Moya. *buscabiografias.com

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